y Sus maravillosos hechos,
a cambio de todo lo que Él ha hecho por nosotros,
y por la grande y tierna Misericordia que nos ha mostrado.
Él, que trasciende las alturas,
Él, que está revestido de Poder Real,
Él, que está ataviado de zafiros refulgentes,
nunca nos ha abandonado a nosotros, Su pueblo,
pues somos el hueso de Su Hueso,
la carne de Su Carne,
y el aliento de Su Espíritu dador de Vida.
Y, como dicen las Escrituras a propósito de Su Belleza:
"Su Cabeza es dorada, de oro purísimo;
Sus bucles son frondas de palmera
y negros como el cuervo."
Sus Ojos son como un estanque turquesa, transparente,
y cuando Su mirada se posa sobre ti,
con esa única mirada, Tu alma se desvanece,
mientras arrebata tu corazón, haciéndolo pedazos, hiriéndolo.
Las más raras esencias son Suyas,
y cuando Él pasa cerca de ti,
la brisa que lleva hasta ti el perfume de nuestro Señor
trasciende cualquier gloria.
Es un diálogo en sí...
Cuando Él abre Su Boca y surge la Palabra,
Se derrama al mismo tiempo un rayo de luz desbordante,
más brillante que cualquier sol,
iluminando el cosmos entero,
dando vida a todas las cosas.
Como un Esposo llevando su corona matrimonial, 1
Él camina de un modo señorial,
y mi alma se alegra sólo de verle pasar junto a mí...
mientras que yo me derrito a Su Luz...
LA VERDADERA VIDA EN DIOS
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