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jueves, 6 de enero de 2011
Libertad religiosa, camino para la paz
Por: Roberto O'Farrill Corona.
Desde que el Papa Paulo VI lo propuso en 1968, el primer día de cada año se celebra la Jornada Mundial de la Paz, en la que el Papa entrega un mensaje específico. Para 2011 Benedicto XVI ha centrado su reflexión en el tema “La libertad religiosa, camino para la paz”.
La libertad religiosa es mucho más que tener libertad para creer o no creer, o creer en lo que cada quien prefiere. Consiste en que el Estado reconozca como derecho fundamental de la persona humana su libertad a creer en Dios y a manifestar libremente sus creencias. Por esto el Papa dijo, en su Mensaje para la Jornada, que “el derecho a la libertad religiosa se funda en la misma dignidad de la persona humana, dignidad que debe ser reconocida como un Bien universal”, agregó que “cuando se niega la libertad religiosa, se ofende la dignidad humana, a la vez que se amenaza la justicia y la paz”, dejó en claro que “negar o limitar la libertad religiosa, significa cultivar una visión reductiva de la persona humana, oscurecer el papel público de la religión, generar una sociedad injusta y hacer imposible la afirmación de una paz auténtica y estable para la humanidad” y fue determinante al establecer que “es inconcebible que los creyentes tengan que suprimir una parte de sí mismos, su fe, para ser ciudadanos activos. Nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos”.
La Libertad Religiosa es un asunto pendiente en México porque hasta ahora continúa relegado, por el Estado y su aparato, el reconocimiento de este derecho fundamental de todo ser humano. Hasta ahora en la Constitución mexicana se reconoce la Libertad de credo pero no la Libertad religiosa. La diferencia consiste en que en México se limita la libre manifestación pública de las creencias religiosas al quedar sujeta a la solicitud de permisos a la autoridad, cosa que es lamentable, porque a pesar de que México es signatario de Carta de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, reconoce este derecho hacia afuera de sus fronteras pero lo restringe hacia adentro, lo que implica una discriminación hacia sus propios ciudadanos.
Pero el caso de México no es el único en el mundo, por eso el Papa aclara en su Mensaje, que “como la libertad religiosa no es una creación del Estado, no puede ser manipulada, sino reconocida y respetada”, agrega que “en algunas regiones del mundo la expresión de la propia religión comporta un riesgo para la vida y la libertad personal. En otras regiones, se dan formas más silenciosas y sofisticadas de prejuicio y de oposición hacia los creyentes y los símbolos religiosos” y denuncia que “se dan también formas más sofisticadas de hostilidad contra la religión, que en los países occidentales se expresan a veces renegando de la historia y de los símbolos religiosos, en los que se reflejan la identidad y la cultura de la mayoría de los ciudadanos”.
Finalmente, el Papa establece que la Libertad Religiosa “permite alimentar la esperanza en un futuro de justicia y paz, también ante las graves injusticias y miserias materiales y morales” y alienta a “que todos los hombres y las sociedades, en todos los ámbitos y ángulos de la Tierra, puedan experimentar pronto la libertad religiosa, camino para la paz”.
Por nuestra parte, como mexicanos y como creyentes, esperamos y confiamos en que así suceda también en México. El reconocimiento de la Libertad Religiosa no puede postergarse más.
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