«Este gran santo, esposo de la Virgen María, proveyó el pan a quien es el Pan de Vida y no deja de trabajar para nuestra felicidad así como lo hizo por su familia en la Tierra. He aquí un ejemplo de sus bondades relatado por el padre Ted Custer, misionero en Nicaragua:
En 1982 comencé mi segunda misión pastoral en una pequeña ciudad en el centro de Nicaragua. La situación era delicada. La revolución sandinista estaba en pleno auge y la guerra de los Contras se intensificaba. Seguía los pasos de mi predecesor, un sacerdote muy apreciado por los lugareños que lo veían partir con tristeza (a causa de su enfermedad). Antes de que fuera a los Estados Unidos para una visita, me informaron que si no conseguía terminar la reparación del cielo raso de la iglesia que estaba en refacciones, los parroquianos dejarían que me las arreglara solo.
En esta parroquia había una pequeña imagen de San José que la gente consideraba milagrosa. No sabía mucho sobre el tema, pero hice una oración desesperada a san José pidiéndole ayuda. Pedí prestados 2.000 dólares e inicié la obra no sabiendo cómo iría a restituir el dinero, aun en dos años. Viajé a mi casa en los Estados Unidos por un mes y justo antes de regresar a Guatemala, mi antiguo párroco me pidió que lo fuera a visitar porque tenía un regalo para mí. Era un poco más de 2000 dólares. ¡Qué alegría! De esta forma podía devolver el dinero que me habían prestado y todavía me quedaba un podo de plata. Cuando llegué a Nicaragua, descubrí que los obreros habían gastado un poco más de lo previsto, y que la suma que me había dado mi párroco cubría EXACTAMENTE el importe. ¡Viva san José!”
Todos nosotros tenemos la posibilidad de orarle con fe y de confiarle nuestros problemas. ¿por qué lo dejaríamos de brazos caídos?»
"No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad, a este glorioso Santo tengo experiencia que socorre en todas y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra (que como tenía el nombre de padre, siendo ayo, le podía mandar), así en el cielo hace cuanto le pide."
Santa Teresa de Ávila
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José dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te elijo como mi protector en vida y en muerte; y consagro a tu culto este día, en recompensa y satisfacción de los muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus vanísimas vanidades. Yo te suplico con todo mi corazón que por tus siete dolores y goces me alcances de tu adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia de emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma. Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para resistir a las tentaciones, perseverancia para seguir el camino de la virtud; particularmente lo que te pido en esta oración (hágase aquí la petición) y una cristiana disposición para morir bien. Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y esto es lo que mediante tu poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por una eternidad. Amén. |
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