EL PRIMER ANUNCIO O KERYGMA

Dificultad para comprender el kerygma

Lucas 24,13-35 .

Este texto tan conocido del Evangelio según San Lucas ha de leerse tranquilamente, para luego desglosar los hechos.

Los dos discípulos de los cuales nos habla el Evangelio según San Lucas son de los cercanos al Señor, aunque no de entre los doce. Ellos conversaban y discutían desilusionados acerca de todo lo que había sucedido.

Jesús comienza a caminar con ellos, les hace compañía y les pregunta. Los dos, aún apesadumbrados, comienzan a recitarle el kerygma, usando incluso palabras que más tarde formarían parte del Credo, con las que se anuncia a Jesús de Nazaret. Es el anuncio de la salvación. Pero lo que llama la atención es que anuncian el mensaje como si fuera una «desgracia», con palabras tristes.

Anuncian algo que no entienden. Lo hacen con palabras, pero sin corazón; antes bien, hay un sentimiento de tristeza, de resignación, de desilusión que causa amargura en quienes lo dicen y no convence a quienes lo escuchan. Es lo que llamamos «el
kerygma a medias».

El Jesucristo resucitado es la única respuesta. Es la palabra de salvación que viene de Dios. Jesucristo responde en tres tiempos:

Con la fuerte advertencia de que se están equivocando. Es necesario sacudir a las personas y volverlas a la realidad, con el anuncio bíblico de la historia de la salvación. Es la clave interpretativa de los acontecimientos. Los acontecimientos siguen siendo los mismos, pero la Clave interpretativa es tal que da un nuevo sentido.

Los discípulos cambian de actitud, se vuelven amigos, y es cuando Jesucristo se les manifiesta. Entonces Él proclama el designio de salvación y «calienta» el corazón desde el interior.

La obra del kerygma

Cuando se proclama el kerygma suceden cosas que cambian interiormente a la persona: Se abren los ojos (v. 31); arde el corazón dentro del pecho (v. 32); nace la disposición para ir corriendo a anunciar a otros, a comunicar el mensaje que no se puede contener (v. 33); hay un encuentro con los otros reunidos y se les comunica el mensaje a todos (v. 35).

En síntesis, se produce un cambio en la persona que recibe el anuncio. Los discípulos de Emaús ya tenían todo cuando iban caminando: la palabra del kerygma, el objeto central del kerygma -es decir, a Jesucristo vivo con ellos-, pero no tenían ni los ojos abiertos ni el corazón ardiente, por lo que vivían tristes, sin ver nada, sin darse cuenta, sin comprender, porque el kerygma es apertura para los ojos; es reconocer que Dios se ha manifestado en la situación que estamos viviendo, y nos ha descubierto horizontes inesperados.

El efecto del kerygma es precisamente esta explosión de alegría que se expresa aun exteriormente, y que podemos experimentar cuando nos encontramos con personas que llegan a esta madurez. Es como si se comenzara a vivir ahora y todo nos pareciera nuevo y hermoso. Vemos la vida desde otra óptica.

El kerygma completo conduce a entender la vocación definitiva a la que hemos sido llamados, es decir, a aceptar la comunidad de salvación y a insertamos en ella, compartiendo la plenitud del anuncio y viviendo de acuerdo con lo proclamado .:

La transmisión de la fe cristiana es, ante todo, el anuncio de Jesucristo ...
Desde el principio, los primeros discípulos ardieron en deseos de anunciar a Cristo: «No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído» (Hechos 4.20).

Lucas presenta también otras formas breves del kerygma: Hechos 2; 3; 10; 13.