Hola a todos, hermanos y hermanas, me llamo Agustin y os voy a contar mi humilde experiencia, ya que son tantos los que me preguntan:
Nací en una familia cristiana. Somos 9 hermanos. Desde pequeño estoy enfermo, con 7 años me operaron del corazón. Desde el año 99 estoy operado de la enfermedad de Crohn, resección de 36 cm de intestino delgado, íleon terminal… lo cual me hace sufrir.
Después de la operación me revelé contra Dios, contra la Iglesia, contra mi familia, contra el mundo, hasta contra mí. ¿Si Dios es mi padre como consiente que sufra de este modo?, ¿Si Dios es Amor, como permite que en mi vida haya sufrimiento?... me preguntaba constantemente. En el padrenuestro cuando se dice “hágase tu voluntad”, no era capaz de decirlo, no era capaz de aceptar mi enfermedad.
Y así el mundo me absorbió. Bebía, jugaba a las cartas, a las máquinas tragaperras, probé los porros y la cocaína, tan solo para demostrarme que yo soy algo.
Buscando, luchando, me volví un siervo, un adicto a las cosas que me hacían sentir gozo por un tiempo limitado, pero a la vez me estaba matando, y mi alma moría conmigo. Así estuve unos ocho años, los cuales estuve viviendo como un zombi, sin ningún sentido, todo me daba igual. Vivía en un pozo sin fondo, si hubiera seguido en el pecado hubiera acabado muerto.
La verdadera razón de caer tan bajo, ahora lo sé, fue la incapacidad de vivir con mi enfermedad. Esto es la verdadera, la profunda razón. La no aceptación de mi cruz, mi enfermedad.
Su Madre, la Virgen, que veía que estaba como un cadáver viviente me llamó a Medjugorje y allí encontré el amor de Dios, ella como buena madre me acercó hasta su hijo Jesús, y me encontré conmigo mismo. Esta experiencia es la más bonita que un hombre pueda tener, ser amado por el mismo Dios. Fue llegar y encontrarme con su Amor. ¡Se nota se siente la Virgen está presente!
Iba con el corazón abierto y allí, encontré la misericordia del Señor a través de la Virgen.
Desde entonces esta llama de Amor que la Virgen encendió, la mantengo viva en mi corazón por medio de la oración. Esto de rezar no es para mí nada nuevo, pues vengo de una familia cristiana.
Yo siempre había creído en Dios, pero, en realidad, mi vida nada tenía que ver con Dios. Ahora sí, rezo el rosario todos los días, intento ir a misa diariamente, y es una verdadera satisfacción, olvidarte de ti mismo, desconectar, olvidar tus problemas que te acosan…
Pienso que todo esto que ha ocurrido en mi vida es un milagro, es la resurrección en la que hoy creo. No me siento hoy ni más sabio, ni mejor que nadie, pero si, el hombre más feliz del mundo, porque ya salí del infierno, estaba muerto y Jesucristo me ha resucitado.
La realidad en la que ahora vivo no la puedo describir con palabras, hay que vivirla, sentir el Amor de Dios en tu vida.
Hoy puedo estar muy feliz, pues sé que el Señor ha borrado mis culpas del pasado a través de la confesión.
Antes las cosas materiales me hacían feliz, el placer temporal, pero ahora la única fiesta que quiero es la eucaristía diaria.
A pesar de mis heridas del pasado, conmigo está Aquél capaz de vencer todo mal. Esta es mi paz y mi alegría. La verdadera libertad de Dios.
Ahora que encontré a Jesús, quiero seguir adorándole, quiero seguir viviendo en este Amor.
Tengo que seguir junto a la Virgen que es la que me da fuerzas para arrodillarme ante su Hijo Jesucristo y decirle ¡te necesito, sin ti, no soy nada!
Este es mi pan de cada día, ponerme de cara al Señor y pedirle la conversión.
Hoy sigo enfermo, soy el mismo, un pecador, pero que por medio de mi cruz he conocido a Jesús. Tuve que llegar a caer en lo peor, pero tras ese sufrimiento que llevaba con soberbia, descubrí el perdón de Dios.
Mi vida se la he entregado a Dios completamente, para que disponga y que realice los planes que Él, como Padre, haya preparado y quiero aceptar en mi vida su voluntad y no la mía. Con seguridad puedo decir que he encontrado lo que siempre había buscado: LA FELICIDAD.
Hoy siento que Jesús resucitó mi corazón, mi alma, y ahora solo quiere dar amor. Por eso ahora solo puedo bendecir por todo a Dios, que es nuestro Padre. Porque me creó y puso en el camino de mi vida a la Virgen.
La gente que va a Medjugorje no va por casualidad sino llamados por la Virgen. Allí se siente el amor de Dios a través de la presencia de María que nos lleva a que vivamos por Jesús, con Él y en Él.
Como en las bodas de Caná, me invitaron, pues mi vida no tenía sentido, me faltaba el buen vino, Cristo faltaba en mi vida; así que después de haber probado su sangre, nada del mundo, nada de lo que sociedad me ofrece, me satisface, solo Dios basta. Ahora que me ha escogido y me ha hecho su discípulo, es mi deber dar a conocer al mundo la Gloria de Dios.
Tengo 36 años. Ahora estoy con un brote y lo estoy pasando mal físicamente, porque mi cuerpo no me acompaña, pero mi alma está feliz, apoyado en María, mi madre, que cuida de mí.
Y es que sufrir... ¡cuesta tanto!... Si hay algo que a estas alturas de mi vida he comprendido, es que el sufrimiento es un camino que se recorre solo, y que nadie es capaz de entenderlo. Miedo, angustia, desesperación, rendición, oscuridad, llanto,… son los adornos del que sufre.
Hasta el mismo Jesús, tuvo que ser consolado por un ángel, porque no encontró consuelo humano.
El sufrimiento es el mayor misterio de Dios, no es posible entenderlo, sólo puede ser aceptado.
Aceptar ahí está la cuestión, aceptar la cruz de cada día y obedecer, como Jesús, hasta la muerte.
Aunque mi vida este llena de tristezas, dolores, desilusiones y problemas... No tengo miedo.
Ahora cuando estoy con dolores, que no puedo ni moverme, sonrío y le digo a este problema, que Jesús me lleva de la mano, y me da fuerzas para seguir adelante.
¡¡Gracias Señor porque haces que mi carga sea ligera, mi cruz llevadera!!
No es fácil ser valiente, no es fácil enfrentar las dificultades, enfrentar los problemas sin miedo, lo sé por experiencia que no es fácil.
La fe no es para cobardes, la fe no es para llorones, la fe no es para gente que no sea capaz de enfrentar los problemas. Yo no busco las molestias pero si llegan tengo que enfrentarlas, yo no quisiera tenerlas, pero si llegan tengo que enfrentarlas. Uno no se puede esconder de los problemas, ¿qué haces con esconderte ante los problemas?, ¿qué ganas?...
Aférrate al Señor y no dudes de su amor. Acepta con valentía todo lo que te venga, se paciente si la vida te trae sufrimientos. Muchas veces nos cerramos en sí mismos, queremos salir corriendo, evadirnos de nuestra realidad diaria. La vida hay que enfrentarla tal como venga, hay que aceptarla tal cual es.
No seamos soberbios, sino, humildes.
La humildad es saber quién soy, que puedo hacer y cuál es mi función en la vida. No trates de llevar tu vida, déjate caer en las manos del Señor.
¡¡No tengas miedo!! Dios está contigo. Jesús, el que está resucitado, ya cargó la cruz por ti, no intentes llevarla sólo. Que no pueda contigo el miedo al futuro. Pon tu confianza en Él.
Yo no tengo la posibilidad de ir a Medjugorje, pero confío en Dios y no me suelto de su mano. Y sé que mi Madre Maria me están cuidando.
ResponderEliminarAgustín eres un ejemplo de fortaleza y de amor que solo Dios pudo darte!
Dios te bendiga.