Tantas y tantas almas como pueblan el Planeta Tierra
y tantas y tantas que se llevará Satanás. Yo, Jesús, os hablo.
Mis Ángeles celestiales claman de dolor al ver que
las almas en la Tierra os olvidáis de Mi Evangelio camino de salvación eterna,
que lo despreciáis, lo arrinconáis, lo ignoráis. Esto es tan necio como
si un conductor no hiciera caso de las señales de tráfico y condujera por
caminos prohibidos a riesgo de estrellarse y dejar la vida en la carretera que
escogió. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos, no se en que idioma hablaros. Os hablo en
clave de amor y os desentendeis, os hablo en clave de misericordia y la eludís,
os hablo en clave de verdad diciendoos que podéis perderos eternamente si no
enmendáis vuestras vidas, y tampoco reaccionáis. Hijos, que dolor para nuestros
dos Corazones, el de Mi Madre y el Mío, que tanto interceden por vosotros y que
os esperamos con los brazos abiertos.
Vivís una vida carente totalmente de espiritualidad,
sin fe, ni esperanza, con mentes materialistas y deseos terrenales, invirtiendo
todas vuestras fuerzas en asuntos personales y terrenales
que se esfumaran con el tiempo, pendientes solo de vuestros deseos y
satisfacciones. Educáis a los hijos sin principios morales y eternos, solo los
preparáis bien para esta vida, pero omitís hablarles de nada que tenga que ver
con Dios, con los Mandamientos y Mi Evangelio, y así, ellos luego hacen lo mismo
con su prole. ¡¡Insensatos!! ¿Cómo podéis estar tan ciegos viviendo fuera de Mis
leyes y aun creer que sois buenos? No, hijos, no escapareis a Mi justicia
divina, y aunque os salgan bien las cosas en esta vida no quiere decir que os
vayan a salir bien en la otra.
Preparad vuestras almas para la Vida Eterna y
preparad a vuestros hijos, porque ya de pequeños os dominan. Ved Mi Precursor
Juan Bautista que fue mártir de la verdad y ahí está glorioso en la Gloria
Celestial. Vosotros hijos, sois esclavos de la mentira, del pecado, del
mal y vivís y dormís tan tranquilos.
Hay almas que Me aman y sirven y no
duermen tranquilas pensando si se salvaran y, solo les consuela la fuerza de Mi
misericordia a la que se acogen. Mas vosotros los que Me ignoráis y hasta os
mofáis, os creéis buenos, dignos y respetuosos, pero vuestra podredumbre
será vista en el juicio final por todas las Naciones. Yo, Jesús, el Redentor, os
hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en
práctica.
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